image/svg+xml

Con la situación económica de los últimos años, la subida constante del precio de la electricidad, y la evolución del consumidor hacia un perfil más tecnológico y exigente del servicio, parece lógico prever que en el mercado se generen nuevas oportunidades en el abastecimiento y consumo de electricidad tal y como advierte el MIT, Instituto Tecnológico de Massachusetts.

La universidad ha publicado recientemente un estudio “Utility of the future” con la finalidad de presentar un marco para la proactividad regulatoria y la reforma del mercado, que permita alcanzar una evolución eficiente del sistema eléctrico a lo largo de las próximas décadas. Analizamos cada una de las recomendaciones que propone en su estudio:

  • Mejorar los precios y cargos regulados de los servicios de electricidad: En este punto, la universidad propone principalmente, un precio para todos por igual que no se vea afectado por las diferentes subvenciones ni por los costes adicionales derivados de las políticas energéticas, además del despliegue de contadores inteligentes. En este sentido, el consumidor sentirá con esta política que lo que paga está relacionado directamente con su consumo, confiando más en el sistema (algo que hasta ahora parece no hacer) y quizás, promoviendo su preocupación por ser más eficiente en el consumo de energía. Las empresas eléctricas españolas han sido ágiles en la instalación de contadores inteligentes, ya que la mayoría de sus clientes cuentan con este sistema de medición, siendo el plazo límite de instalación a finales de 2018.
  • Mejorar la regulación de la actividad de distribución: tanto los consumidores como las empresas distribuidoras deben sentirse parte activa en la búsqueda de la eficiencia y satisfacción del cliente. Con las medidas que propone el MIT (asignación de incentivos que dependan de los servicios aportados por las utilities y la puesta en marcha de incentivos a la innovación), las empresas distribuidoras actuarían como en un mercado competitivo no regulado, en el que lo más importante es garantizar la rentabilidad del negocio por optimización del proceso y no por tarifas reguladas no siempre vinculadas a la eficiencia.
  • Minimizar la aparición de conflictos de interés: como bien indica el MIT, la correcta asignación de funciones en el sistema eléctrico a cada uno de los participantes, junto a una independencia financiera, garantizaría la mayor eficiencia y transparencia en el mercado eléctrico.
  • Mejora del diseño del mercado mayorista de electricidad: las medidas a llevar a cabo en el sistema eléctrico han de adaptarse también al mercado mayorista, al ser su rol de vital importancia dentro del sector.
  • Aumento de la importancia de la ciberseguridad: la conexión a redes inteligentes llegará a ser tal, que queda fuera del control del consumidor/técnico de “a pie”. Por ello, los sistemas deben estar lo suficientemente blindados como para minimizar los riesgos de errores y vulnerabilidad a los fraudes.
  • Ahorro de costes a través de una mejor utilización del autoconsumo: según indica el MIT, el autoconsumo a pequeña escala, no siempre es lo más óptimo. Probablemente se deban ofrecer soluciones agrupadas (a comunidades, pequeños municipios…) que permitan que todas las partes implicadas en el proceso salgan beneficiadas. En este sentido, a España aún le queda recorrido en cuanto a regulación se refiere para conseguir un desarrollo sostenible, eficiente y justo para empresas y consumidores. Este cambio es necesario y será clave para seguir apostando por la energía fotovoltaica, y así recuperar las posiciones perdidas en el ranking mundial.

En España, aunque aún no se han puesto en marcha todas las recomendaciones propuestas por el MIT, es importante destacar que las principales empresas del sector eléctrico ya están invirtiendo recursos en alinear su modelo de negocio a esta perspectiva de futuro.

Autor: María Teresa Montes Cañadas, Senior Consultant Axis Corporate