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El valor de una empresa viene determinado por la capacidad de generar flujos de caja para sus accionistas asociada a la incertidumbre implícita a esa capacidad. Por otro lado, el precio de las acciones de las empresas se fija en los mercados financieros, siendo este precio, el resultado del consenso sobre este de todos los agentes que configuran el mercado.

En este sentido, para que haya una correspondencia entre el valor y precio en los mercados financieros se ha de cumplir diversos requisitos. Uno de los principales es la existencia de muchas opiniones sobre el valor de una determinada empresa de los agentes del mercado que basan su opinión en el análisis en profundidad de sus fuentes de valor, es decir, en el análisis de la capacidad de generar flujos de caja y sus riesgos. El análisis se centra en la estrategia de futuro de la empresa y la rentabilidad que se espera obtener como recompensa a los riesgos que se están asumiendo al aplicar esa estrategia. El consenso de las diferentes expectativas de futuro de estos agentes racionales crea el precio de mercado de una empresa como una muestra no sesgada de las múltiples opiniones del valor de la misma.

A este respecto, existe evidencias empíricas, que ponen de manifiesto una creciente disociación estructural entre los movimientos de los precios de las acciones en los mercados financieros y la evolución de realidad económica y financiera de las empresas que son la que determinan el valor.

Esta situación de no formación correcta de los precios en los mercados financieros es consecuencia de la composición relativa en los mercados de los diferentes agentes que determinan el precio de las acciones y las variables que determinan su comportamiento en los mismos. Cada vez existen más agentes no racionales en los mercados financieros que toman sus decisiones sobre inversión en función de variables diferentes a las que determinan el valor de las empresas.

Las implicaciones para las empresas cotizadas de este nuevo entorno son múltiples. Una de las principales consecuencias, es la necesidad ante los accionistas de establecer una política de dividendos a largo plazo. En consecuencia, la creciente imposibilidad de poder asegurar que la estrategia de las empresas se vea reflejada en todo momento en los mercados financieros, hace necesario definir una estrategia de remuneración a largo plazo a los accionistas vía dividendos.

Siendo aún decisiva la opinión de los agentes racionales en la conformación de los precios en los mercados financieros, se pone de manifiesto la necesidad por parte de las empresas de mejorar la información que ayude a los agentes racionales en su análisis y fijación de su precio objetivo. En concreto mediante la introducción de modelos informacionales para la relación con inversores que mejoren el entendimiento de la variable riesgo en la conformación del valor para una empresa.

De forma paralela, la necesidad de definir la estrategia de dividendos y poder establecer una política de dividendos a largo plazo requiere la mejora de los marcos de gestión actuales introduciendo modelos de gestión que mejoren la gestión de la variable riesgo en la definición de la estrategia de dividendos.

La mejora en el entendimiento de la variable riesgos en la conformación del valor de una empresa por una parte y el avance en los modelos de gestión de las empresas que ayude a establecer las políticas de dividendos a largo plazo por otra, implica traducir la variable riesgos a variables financieras de mejor comprensión para el inversor y para la dirección de las empresas en el proceso de toma de decisiones.

La introducción de los nuevos modelos de gestión de valor y riesgos Value Based Risk Management (VBRM), pretenden ir en esta dirección. El objetivo es traducir los riesgos en variables financieras de rentabilidad. En particular, en rentabilidades exigidas por la asunción de los mismos mediante la medición del impacto de cada uno de los riesgos que afectan a la estrategia futura de la empresa. El establecimiento de esas rentabilidades exigidas por cada uno de los riesgos asumidos nos permite dar un salto cualitativo en la medición e identificación de las componentes del coste del capital de las empresas.

Autor: Jose Luis Álvarez,  Strategic Finance Consulting