El medio digital económico El Economista, ha publicado un nuevo artículo de opinión realizado por Laura Cortés, mánager de Axis Corporate y especialista en ESG, donde comparte algunas de los hechos más relevantes que pueden darse tras el EINF (Estado de Información No Financiera).
¿Qué ocurre tras el EINF?
Y es que, la nueva normativa de 2018 obligo a las grandes empresas con más de 500 empleados a presentar el EINF siempre y cuando fueran compañías consideradas Entidad de Interés Público (EIP) y hubieran superado durante dos ejercicios consecutivos dos de los tres criterios siguientes:
- total del activo del balance: 20 millones €
- importe neto de la cifra de negocios: 40 millones €
- al menos 250 empleados de media durante el ejercicio
A partir de este año, esta extensión de obligatoriedad se hizo extensivo a todas aquellas empresas con más de 250 trabajadores elevando a un total de 30.000 las empresas en la UE que están afectadas. Y es que el EINF (Estado de Información No Financiera) constituye un punto de partida en materia de reporting sostenible para muchas empresas en España que, hasta hace bien poco, no publicaban prácticamente ningún tipo de información al respecto. En este sentido, la ley del EINF ha servido como palanca de cambio para que las empresas empezasen a poner en valor el reporting no financiero como ejercicio de transparencia hacia sus grupos de interés. La realidad es que, tras este tiempo desde la implantación de la Ley, hay empresas que desconocen todavía hoy la existencia del EINF, así como de su obligatoriedad, mientras que aquellas que lo publican lo hacen con una visión más bien cortoplacista, atendiendo al mero cumplimiento legal.
Han pasado tres años en los que las compañías han realizado multitud de esfuerzos por generar y documentar la información no financiera y emitir anualmente el Estado de Información no Financiera, pero ¿qué ocurre ahora?
EINF: homogeneidad y coherencia en la información reportada
Tras estos años funcionando con la Directiva sobre la presentación de informes de sostenibilidad de las empresas (NFRD) que en España nos ha traído los Estados de Información No Financiera (EINF), la Comisión Europea ha llegado a la conclusión de que la información que se proporciona no es la que inversores y grupos de interés necesitan.
La información sobre sostenibilidad que se reporta debe estar caracterizada por ser relevante, dar una representación fiel, ser comparable, comprensible y verificable. Por tanto, los expertos, se han dado cuenta que lo que las compañías necesitan es ceñirse a un mismo marco de reporte único evitando así utilizar, como hasta ahora, el que cada una considere conveniente.
Por todo ello, surge la nueva propuesta de Directiva sobre la presentación de informes de sostenibilidad de las empresas (CSRD), que modificará los requisitos actuales sobre la Información no financiera (NFRD) garantizando que las empresas proporcionen información sobre sostenibilidad dando así cumplimiento al Pacto Verde.
El texto definitivo de la CSRD está siendo todavía negociado por el Parlamento Europeo y los Estados miembros en el Consejo, si bien se prevé un primer borrador del CSRD a finales de 2022, en el cual se incluirán un conjunto preliminar de normas. Un año más tarde, a finales de 2023, se adoptará un segundo conjunto de normas complementarias, en las que se proporcionará información específica por cada sector. Finalmente, será en 2024 cuando las empresas (aproximadamente 50.000 en la UE, incluyendo a PYMES) deberán divulgar por primera vez los nuevos estándares de sostenibilidad relativos al año 2023.
Otras iniciativas regulatorias que nos dan la pista sobre los cambios que surgirán en el futuro cercano es el Reglamento (UE) 2020/852 (Taxonomía UE), publicado oficialmente en junio de 2020, que tiene por objetivo mejorar el flujo de capitales hacia actividades sostenibles en toda la Unión Europea.
La sostenibilidad, nuevo modelo operativo
Las organizaciones se han dado cuenta de que ya no sólo deben hablar de Información no financiera sino de Sostenibilidad, estableciendo un marco mucho más amplio con el objetivo de no diferenciar aquello que es financiero de lo que no lo es. Es por ello por lo que las organizaciones empiezan a plantearse la inclusión de cambios en el Modelo Operativo. A continuación, detallamos los más relevantes y con mayor impacto en los procesos internos.
- Nuevas funciones y/o áreas: Hasta ahora el EINF recaía sobre el área Financiera por el hecho de formar parte del Reporte de los Estados Financieros. Con la nueva definición y en vistas de lo que está por llegar, las organizaciones ya plantean la creación de Departamentos de Sostenibilidad.
- Nuevos sistemas de control Interno: Nuevos Sistemas de control interno o adaptación de los actuales, que contemplen no solo la información financiera sino la información no financiera (SCIINF) siguiendo metodología aplicada en los Sistemas de Control Interno de Información Financiera de las organizaciones (SCIIF), donde se identifiquen, evalúen, y supervisen riesgos y controles específicos de la Información No Financiera, y en concreto, sobre el proceso de elaboración y reporting de Sostenibilidad.
- Inclusión de aspectos sobre sostenibilidad en el proceso de homologación de proveedores: Los criterios ESG (siglas de Environmental, Social, and Governance) deben integrarse en todos los procesos internos y externos de las empresas, incluida su cadena de suministro. Es por ello por lo que resulta fundamental una gestión adecuada de los proveedores en clave ESG para reforzar su posición y compromiso frente a los competidores. De esta forma, se propone una redefinición del proceso de homologación de proveedores mediante el cual se evalúen aspectos clave y valorar en cada caso el riesgo ESG inherente, así como el riesgo residual dispuesto a ser asumido, a partir del cual podría plantearse la revocación de un determinado proveedor.
- Inversión en nuevas herramientas y soluciones: Sistemas que permitan establecer una serie de KPIs de sostenibilidad y realizar un seguimiento de estos a través de cuadros de mando y reportings generados. Existen herramientas en el mercado que cubren el proceso ESG de principio a fin, dando respuesta a las demandas regulatorias, así como a los requisitos internos de gestión de las organizaciones. Estas herramientas permiten mejorar y automatizar la adquisición de los datos, así como monitorizar el desempeño ESG a lo largo de todo el proceso. Gracias a la inclusión de generación de reportings, las organizaciones pueden fortalecer la presencia frente a los stakeholders.
- Nuevos temas a tratar en los Consejos de Administración: Todos estos cambios en el Modelo Operativo de las organizaciones llevarán el diálogo sobre ESG a los Órganos de Gobierno y por tanto a los Consejos, dónde se deberá evaluar de forma periódica el impacto del cambio climático en los resultados financieros, así como revisar la estrategia ESG seguida por la organización. En los próximos años, la regulación y los mercados darán una mayor importancia y protagonismo al cambio climático por lo que resulta de vital importancia incluirlo en la agenda del Consejo.
Las principales dificultades a la que se enfrentan los consejos a la hora de supervisar los asuntos ESG son, en un primer estadio; el gran desconocimiento sobre ESG en los Consejos, que requerirán de una formación específica en materia de sostenibilidad que les permita entender una visión holística de lo que implica ESG en sus organizaciones. En un segundo nivel, se da una ausencia de indicadores que permitan cuantificar el desempeño y evaluar el impacto de las iniciativas desarrolladas dentro de la estrategia ESG.
¿Qué supone el EINF?
En definitiva, el EINF supone un primer paso hacia la transparencia y divulgación en materia de sostenibilidad, si bien tal y como ha confesado la propia Comisión Europea, carece de elementos para ser considerado un informe fiable, robusto y comparable.
En esta línea, las recientes regulaciones en materia ESG y también las que llegarán en el corto plazo, obligan a las empresas a una reflexión profunda sobre cómo debe ser abordada la sostenibilidad desde todos los puntos de vista. Este es, sin duda, el momento indicado para empezar a cuestionarse la necesidad de una estrategia ESG que permita adaptarse a las demandas regulatorias de una forma rápida y exitosa en los próximos años. Unas demandas regulatorias cuya repercusión se prevé mayor y con un alto componente reputacional, pues el incumplimiento de según qué requisitos podría negar a una empresa al acceso a cierta financiación, así como exponerla a sanciones mucho más severas de las que se conocen actualmente con el EINF en España.