La transformación constante de las compañías es una necesidad que se ha hecho tangible en los últimos años. Tanto la situación económica global, como los mercados, como los clientes o los propios empleados, exigen a las compañías estar reinventándose y buscando la forma de ser más eficientes y efectivos.
Los consumidores nos hemos vuelto cada vez más exigentes, y sabemos que podemos cambiar nuestro entorno si tenemos la fuerza suficiente para ello. Una realidad que las empresas conocen y por tanto, han de estar preparadas para ello.
El reto al que se enfrentan es claro: mantener la confianza de los agentes del cambio. Es decir, seguir siendo atractivos para los mercados, los clientes y los empleados en un entorno donde las necesidades cambian en un corto espacio de tiempo y donde la respuesta ha de ser rápida para no perder el camino hacia el futuro.
La dificultad está en mantener un marco homogéneo donde ser reconocidos y reconocibles. Un marco de gestión que ponga de manifiesto lo que la empresa es y quiere representar en la sociedad, y donde los agentes del cambio puedan seguir mirando a esa compañía tras cada proceso de transformación para afianzar sus compromisos con ella. Mirar a las organizaciones y reconocerlas tras varios procesos de transformación profunda es el fin de este marco al que podemos dar forma con distintos nombres, pero con un único fin.
Transformación responsable
Son muchas las herramientas donde las compañías reflejan lo que son y quieren ser: misión y visión, valores, Responsabilidad Social Corporativa, Planes de igualdad, Planes de sostenibilidad, Patrocinios, Fundaciones, certificaciones y premios… De acuerdo a la World Compliance Association, el compendio de todo lo que las empresas son y quieren ser debería de estar reflejado claramente en su código ético, y ser este el principio rector de los comportamientos de las empresas. Las herramientas nombradas son materializaciones de este código ético, que ha de ser algo conocido y compartido por todos los grupos de interés (agentes del cambio).
Este código ético deberá dotarse de los procesos y procedimientos para su modificación, mejora, comunicación y adaptación al entorno y a las personas. Debe convertirse en una herramienta para la gestión de la transformación, la herramienta que establece el marco para que la empresa se reconozca y sea reconocida y el marco ideal para que la transformación cobre efecto.
El papel del código ético en los procesos de transformación
En esta línea parecen trabajar grandes compañías donde en su código ético, y en las intervenciones de sus principales representantes comunican conceptos que van más allá del negocio, y que tratan de representar más la esencia de la empresa que sus objetivos económico-financieros. Y también empresas más modestas, donde el comportamiento ético supone un valor diferencial y una línea estratégica para la consecución de sus objetivos. Y también otras tantas pequeñas y grandes empresas que apuestan por un comportamiento ético que permita la estabilidad y firmeza de las mismas.
En Axis Corporate llevamos en nuestro ADN corporativo el concepto de transformación desde nuestro origen, y apoyamos desde entonces procesos exitosos de transformación en nuestros clientes porque somos capaces de:
- Entender y alinear la transformación al marco donde las empresas son reconocidas, haciendo del proceso de transformación un proceso de maduración y preparación interna para los nuevos retos.
- Ayudar en la adaptación de la cultura y los comportamientos internos dentro de los estándares éticos reconocibles de una forma efectiva.
- Operativizar lo que la empresa es y/o quiere ser en el día a día de cada una de las personas que la componen, a través de la definición e implantación de procesos y puestos.
- Identificar y gestionar los riesgos reputacionales y de compliance que permitan tomar acciones para disminuir al máximo su consecución y, por tanto, asegurar el comportamiento esperado y reflejado en el código ético.
En definitiva, somos capaces de entender el marco donde las empresas manifiestan lo que son, y asumirlo como propio para ser capaces de ofrecer los mejores resultados al final de cada proceso de transformación.