La historia nos ha demostrado a lo largo de los años que después de las grandes crisis, siempre vienen épocas florecientes. Esto trasladado al ámbito empresarial se traduce en una liberación del espíritu emprendedor, el nacimiento de nuevos empresarios, la reinvención de las relaciones, la creación de nuevos modelos de negocio y la planificación de inversiones futuras, entre otros aspectos. Si además de todo este resurgir, la organización cuenta con la complicidad e ilusión del equipo humano y del talento necesario, tendrá motivos para sentirse positiva.
Razones para ser positivos
No podemos negar que estamos empezando a percibir cierto ambiente positivo gracias a varias razones:
- Vacunación, vacunación, vacunación. Vamos a buen ritmo, por fin, vemos el final de esta pandemia y con ello el inicio de la recuperación económica.
- Somos mucho más tecnológicos y digitales que hace dos años. La necesidad de hacer las cosas de otra manera ha supuesto deshacer muchos nudos gordianos que existían en las organizaciones y que parecían insalvables.
- Los Fondos Next Generation de la EU. Un impulso para invertir en tecnología de última generación y así ganar en competitividad.
Positivo vs optimista
Pero me gustaría recordar la diferencia entre ser positivo y optimista. Ser optimista, básicamente, es esperar un futuro mejor. Sin embargo, ser positivo también entraña esperar un futuro mejor, pero la persona se implica y actúa para que así lo sea.
Yo abogo más por ser positivo, aprovechemos el esfuerzo realizado en esta crisis para adaptar nuestra organización a los nuevos tiempos y preparemos el terreno para las incertidumbres futuras.
Claves para dar solidez al negocio
Para que el negocio gane más solidez y podamos mirar con positivismo el nuevo día, comparto estas 7 claves para fortalecer el ecosistema empresarial frente a las constantes amenazas:
- Revisión periódica y mejora de la alineación de los objetivos con la estrategia. Revisar que los recursos y esfuerzos de la compañía se priorizan para aquellas acciones que realmente aportan valor al negocio.
- Ganar eficiencia y acortar los tiempos del go-to-market. Los ciclos de los mercados, de negocio, de producto, de campañas, de vida del cliente… todos ellos son cada vez más cortos. Hay que estar preparados para actuar con agilidad y con el máximo de eficiencia. El Big Data y la tecnología nos facilitan la toma de decisiones, cada vez con mayor precisión y menor margen de error.
- Ecosistemas abiertos y colaborativos. La estructura organizativa tiene que ser flexible y enriquecerse con colaboraciones externas para obtener una organización prolífica en servicios y productos altamente competitivos. Es recomendable fomentar los acuerdos con partners o entidades que posibiliten un aprovechamiento de las capacidades de ambas partes, para llegar a más clientes y mejorar la calidad de los servicios/producto de una manera disruptiva.
- Adoptar nuevas tecnologías. La disrupción tecnológica es una constante, por lo que incorporar nuevas herramientas tecnológicas a nuestros procesos es una condición sine qua non para optimizar costes, ganar eficiencia y ofrecer una experiencia diferencial a nuestros clientes.
- Foco en la experiencia cliente. Los nuevos hábitos de consumo y el cambio de valores obligan a que cualquier estrategia de crecimiento de negocio tenga como base un profundo conocimiento del cliente y que éste sea transferido a los equipos comerciales para dotarles de visión y capacidades para evolucionar y mejorar de forma innovadora la Experiencia de Cliente. Sólo si creamos experiencias diferenciadoras, podremos ser la primera opción de nuestro público.
- Personas. Samuel Bowles afirma que “el ser humano se esfuerza más si lo aprecias que si lo vigilas”. El teletrabajo ha demostrado que la productividad y la conciliación familiar no son una quimera. La clave está en cuidar la experiencia del empleado, compartir con el equipo la misma ambición y enfoque, para obtener resultados que nos beneficien a todos y que sean fácilmente tangibles para todos los stakeholders.
- Sostenibilidad y responsabilidad ante nuestras acciones. Esta crisis sanitaria ha sacado a luz aspectos muy positivos de las personas. Ahora se tienen en cuenta más los valores y las emociones que te transmite una organización, que lo meramente material que te puede aportar. Por este motivo, es muy importante mostrar como compañía nuestro compromiso con la sociedad y el entorno, en todas y cada una de nuestras actividades.
En resumen, esta pandemia ha puesto a prueba nuestra capacidad de adaptación y resistencia. Ahora es el momento de consolidar nuestro esfuerzo y asumir nuevos retos, no esperemos al futuro para transformarnos porque el futuro no existe… es una extensión del ahora.
El final de la pandemia está cerca, es el momento de ir más allá del optimismo, ser positivos nos ayudará a construir de manera activa una organización más sólida y con alta capacidad de adaptación al cambio. Estamos preparados y no dejaremos pasar la oportunidad de ser mejores.