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En un entorno económico como el actual, marcado por la estrechez de márgenes y los bajos tipos de interés, (con el consiguiente impacto negativo en la cuenta de resultados de las entidades financieras), el reto de las entidades financieras se dirige a reforzar su estrategia de modelo de negocio, para asegurar la sostenibilidad de su rentabilidad a medio y largo plazo, y poder hacer frente a sus compromisos con el mercado y sus accionistas. A ello, se ha de unir la necesidad acentuada tras la crisis, de optimizar la gestión y el control del riesgo de conducta y reputacional de las entidades a través de, entre otros aspectos, la fijación de márgenes reales a las operaciones propuestas al cliente. Es por ello por lo que es trascendente que la función de Riesgos lidere un papel proactivo a la hora de velar por la implantación de un modelo operativo en las entidades que asegure la correcta conformación de los precios de las operaciones.

En este contexto de descenso de la rentabilidad en el sector financiero, las expectativas de los agentes del mercado y las autoridades supervisoras, ya no solo se centran en asegurar la solvencia de las entidades a través del nivel y la calidad de los recursos propios; sino que trasladan también sus expectativas y focos de actuación, a una de las principales palancas de gestión de las entidades: los sistemas de fijación de precios.

De forma paralela a la construcción de un nuevo marco regulatorio, la función de Riesgos ha impulsado durante los últimos años la evolución del proceso de fijación de precios y las políticas de admisión de nuevas operaciones en las entidades financieras. Para ello, se ha apoyado en la incorporación de componentes tales como la asignación del consumo de capital económico por operación, las primas de liquidez o el reconocimiento de provisiones; como en la propia evolución de la metodología de cálculo aplicada por las áreas de Riesgos, de cada uno de ellos.

La integración de los costes de estructura

Junto con el consumo de capital económico, los costes de estructura continúan siendo uno de los principales componentes de la cuenta de resultados, han sido un parámetro que hasta el momento ha permanecido al margen de este proceso. La incorporación de los costes de estructura en la política de fijación de precios se configura como uno de los principales retos, de cara a asegurar la rentabilidad sostenible de su modelo de negocio.

Las expectativas acerca del papel de la función de Riesgos en el sistema de fijación de precios, se centran en asegurar y evidenciar que la política de precios de las entidades esté orientada a cubrir no solo los costes de financiación y el consumo de capital económico en riesgo, sino también los de estructura inherentes a cada operación, lo que redundará en un mejor cálculo y asignación de los márgenes económicos reales a la operaciones.

La contribución de Riesgos y su impacto en negocio

El área de Riesgos ha de participar de manera activa en asegurar la incorporación de cada componente del coste (en términos de capital y costes) en la estrategia de fijación de precios, lo cual tendrá un efecto directo y de distinta dimensión, entre otros sobre:

  • El impacto en la rentabilidad real a diferentes niveles para líneas de negocio, producto y cliente
  • El proceso de admisión de nuevas operaciones.
  • La continuidad de la estrategia actual y la evolución hacia un nuevo modelo de negocio.
  • La necesidad de reflexionar sobre la continuidad, reducción o potenciación de líneas de negocio o productos en base a las rentabilidades.
  • Garantizar la gestión debida del ciclo de vida del cliente, en lo relativo al riesgo de conducta y su repercusión en el reputacional de la entidad.

Las entidades han de trabajar y desarrollar, tanto la metodología como los criterios, que fundamenten la integración de estos costes en la estrategia de fijación de precios por operación, partiendo de las siguientes premisas:

  • Considerar los gastos que realmente son necesarios dentro de la estructura organizativa para la concesión de una operación (directos, indirectos, fijos o variables).
  • Asegurar la implantación de un modelo y proceso trazable que permita una identificación, distinción y asignación objetiva de los costes sujetos a ser incluidos en el “pricing”.
  • La asignación y distribución de los costes empleados han de permitir generar una triple visión: cliente, producto y línea de negocio; lo que permitirá tomar decisiones a distintos niveles.

La metodología de imputación del consumo del capital económico y los costes de estructura por operación, objeto del análisis y control por parte del Área de Riesgos de las instituciones, se ha de fundamentar en criterios objetivos, evitando la subjetividad; asimismo y debe de incorporar una correcta desagregación tanto del coste de capital como de aquellos otros componentes del precio, que reflejan los costes que son indispensables para la concesión y el mantenimiento de una operación.

El objetivo final es la optimización de la estrategia de fijación de precios y, en consecuencia, avanzar en el objetivo de mejorar la rentabilidad sostenible del negocio bancario; en ese contexto la función de Riesgos se configura un área clave para asegurar su consecución.